
La foto de portada es un encuentro en la playa durante un eclipse lunar. Era un encuentro para todos, pero terminó siendo un circulo de mujeres con un solo hombre. Fue un momento maravilloso, pero hoy no hablaremos del poder del encuentro femenino; hoy reivindico más presencia masculina en las clases de yoga.
Esta falta de equilibrio entre practicantes de yoga es una tónica general: tanto en las clases que doy como a las que asisto hay siempre más numero de mujeres que de hombres. ¿Quizá es porque hay más mujeres que hombres? ¡No creo!
En la India, la cuna del yoga, los hombres practican yoga, y aquí también los hay, pero menos ¿Por qué será?
Es posible que un hombre que venga a clase por primera vez y se vea rodeado de mujeres se sienta fuera de lugar. Puede que incluso piense, si es un desconocedor completo de esta práctica, que el yoga es solo para mujeres. Puede que al realizar las asanas se sienta torpe, se compare y no tenga la humildad o la paciencia suficiente para progresar. Todo eso sin contar que el yoga no es un culto al cuerpo ni a la mente.
Cuando no hay presencia masculina en las clases de yoga, esa presencia toma fuerza en las mujeres que tienen ese lado más activo ese día. Pero este comentario no nos saca de los estereotipos sobre lo que es una energía femenina o masculina… Solo se invierten, se mezclan y complementan. Hay quien ve en lo blanco lo negro y viceversa… Es posible que lo neutro sea soso y aburrido, aunque aparentemente es lo correcto.
La polaridad tiene muchos niveles de manifestación y todo está en constante cambio. Sin contar que en la unidad ambos se integran.
Pero sigamos indagando en por qué no vienen más hombres a las clases de yoga: ¿es porque son hombres? ¡No! Quizá sea por culpa de la publicidad, que sigue siendo sexista y muestra mujeres que no parecen reales. En las redes sociales cada vez hay más hombres, pero creo que la proporción es poca, porque sino eso se traduciría en más presencia masculina en las clases y eso no ocurre.
¿Será que la mujer piensa más en cuidarse? ¡Pues no lo entiendo, con la sarta de hombres metrosexuales que hay por ahí! Posiblemente estadísticamente, aunque haya hombres preocupados por su bienestar físico y mental, sigan siendo menos.
Entonces qué es, ¿que les parece fácil desde fuera? Esa es otra, mucha gente piensa que el yoga es fácil y piensa que no se trabaja. Pero más mujeres se atreven a probarlo y ellos no se atreven… ¡Quizá con esto se piquen 😉 y vengan a yoga!
¿Quizá buscan hacer prácticas más competitivas? Tal vez, no sé, pero si es así, el yoga no es lo suyo, al menos el auténtico yoga.
Me encantaría saber por qué no vienen más hombres a clases de yoga, y me gustaría que vinieran más. ¿Quizá es porque cantamos mantras y no saben cantar? Pero ¡bah! Eso también le ocurre a las mujeres y no pasa nada, pues el canto de mantras, aun a pesar de ser una técnica de meditación, es una invitación y no una obligación. No hay por qué cantarlo en voz alta, se puede hacer mentalmente.
Posiblemente podría seguir dándole vueltas a esto y no llegaría a nada definitivo, pero al menos he hecho reflexionar y visualizar ese problema. Que a la fin, para cualquier feminista, sería un problema sexista que se podría solucionar. ¿Y si un hombre viene y nos lo cuenta? ¿Por qué no? ¿Te animas tú?
