El avatar de Krishna

En el taller intencional Jugando con Krishna hemos trabajado sobre uno de los avatares del dios hindú Vishnu. 

Podríamos decir que este avatar de Vishnu es, aparentemente, de lo más humano. Y digo en apariencia porque Él nunca confundió quién era, e hizo lo que fuera que tenía que hacer sabiendo que eso era lo que tenía que hacer (esto incluye matar a su malvado tío, flirtear con todas las gopis e ir a la guerra). Por el contrario, el ser humano vive sumido en la confusión, perdido y en una búsqueda constante de la felicidad, cargando con el peso de sus condicionamientos y errores.

Una de las características de la iconografía hindú es que hay muchas formas de dios y muchos dioses dentro de cada dios. Hay tres dioses principales con sus consortes, Vishnu es uno de ellos, y este tiene 9 avatares. Cada dios tiene una denominación según la hazaña que hace. En este contexto no podemos separar mito, nombre, símbolo y significado multinivel. 

La vida de Krishna da para trabajar muchas facetas del ser. Nacimiento, niño, adolescente, joven, adulto y muerte. Es una tragicomedia de lo más entretenida. Pero no voy a hablar paso a paso de todo lo trabajado, quien quiera saber en detalle sobre esto puede solicitar el taller online o bien apuntarse si lo vuelvo a repetir. En vez de encauzar esta historia en orden prefiero destacar algunas cositas que a mí me llegaron, y compartir una experiencia personal. Este es un dios muy personal, y de ahí este toque particular.

Una de las curiosidades de este avatar es que con la muerte de este dios encarnado dio inicio la época del kali yuga. Época que, según la cosmología y astrología hindú, está caracterizada por el desequilibrio, la confusión y la oscuridad. Todo provocado por un yo que se siente superior, característico en este tiempo de narcisismo desmedido. También por el orgullo, el egoísmo y la pérdida de lo sagrado que causan sufrimiento, separación y aislamiento (soledad). Con este dios parece que vinieron todos los problemas del hombre de esta época, pero también la solución. Soluciones que invitan a encontrar en la Bhagavad-gita, entre los muchos mensajes que contiene, el de la reconciliación del espíritu y la materia. Es justamente la pérdida de contacto con el espíritu lo que hace del hombre un ser tan superficial. 

Ciertamente, dejar de creer en los dioses conocidos y vigentes hace que nos acojamos a otras formas muertas de espiritualidad o a adoptar nuevos dioses como podría ser el dinero, los extraterrestres o la propia deificación del hombre que no ha desarrollado su conciencia.

Krishna me emocionó e incluso me conectó con un aspecto devocional muchas veces rechazado por muchos yoguis y yoguinis, por lo que llamó yoga edulcorado o yoga desmembrado y censurado, que está tan de moda para poder vender cuanto más mejor. Un aspecto devocional que este dios enseña a través del amor libre e incondicionado que tiene tanto hacia su pareja Radha como a las Gopis, y que es explicado en los pasatiempos o juegos divinos (lilas). Todo tiene que ser bien entendido, pues estos temas han sido motivo de muchas malinterpretaciones por el tantra new age tan de moda también. Por eso, sobre este tema, solo diré que el arrebato de amor de Radha y las gopis es una clave para entender la muerte y el renacimiento para vivir sin separación, entendiendo por separación la brecha que existe entre el hombre y el mundo, el hombre y el hombre, y el hombre y Dios.

Y tal como comente, aquí comparto una parte de mi vivencia en un viaje ayahuasquero y que guarda relación con Krishna y que por supuesto, marcó el carácter del taller intencional que trabajamos en clase de yoga y meditación.

“La ayahuasca empieza no con fractales como suele hacerlo, sino con el sonido del universo en el oído derecho y el silencio en el izquierdo. Chokmah y Binah. Era una visión auditiva que se mantuvo…

Vi a un familiar. Lo sentí muy triste y asustado. Yo era Krishna, estaba con otros parientes y formábamos un círculo alrededor de ese miembro de mi familia. Sentía que ese círculo representaba a Krishna; que los círculos de celebración, sanación y unificación son Krishna. Sentí que la capacidad de empatizar me unía al resto de personas, lo que también formaba parte de la experiencia de Krishna. 

Sentía mucho los olores y los sonidos, y seguía escuchando el sonido del universo… Esa expansión de todos los sentidos también formaba parte de la experiencia de Krishna. Esos sentidos estaban en relación no solo con la alegría de Krishna, sino con todas las emociones, buenas y malas. Y esas emociones buenas y malas se corresponden con las diez esferas del árbol de la vida. Muestran las diferentes facetas del abanico de la vida. Nueve rasas, nueve esferas más Keter: sentía que no podíamos rechazar ninguna. También sentí que Krishna, avatar de Vishnu D’s mantenedor del universo, además de representar el disfrute (durante toda la ceremonia estuve en una apariencia total de disfrute, un éxtasis, un deleite completo y divino, y estaba a gusto así). Pero además de eso, él había dictado el Bhagavad Gita, que no solo habla de la naturaleza del Dios tanto absoluto como relativo, sino que también revela las claves del karma, del samsara, del deber… Y todo eso está ligado a Krishna, el mantenedor, y parecía que llegamos a un tope pero el ciclo no termina y se enlaza con otro y otro… Sentí que el columpio en el que Krishna y Radha se balancean es el movimiento constante… El movimiento está ligado a Krishna/Vishnu, el mantenedor: no puede haber mantenimiento si no hay una constante existencia de todo el abanico de colores, lugares, emociones… 

La sonrisa de Krishna… Yo sonreía todo el rato, como Krishna. Durante toda la ceremonia quise trascender la dualidad, pero solo me encontraba con ella. Esa es “la broma cósmica”, la trascendencia es como un juego al escondite. Un juego en el que buscas lo que está más allá, pero ves la imposibilidad de alcanzarlo con las limitaciones humanas. Mi sonrisa era también la sonrisa de Buda. Era Krishna en mi búsqueda de trascendencia, buscando lo inalcanzable y riendo. Solo es alcanzable en el aspecto de eternidad-mantenimiento. La eternidad sostiene los ciclos. Me gustó mucho esa sonrisa, esa risa. Hay un momento en el camino a la perfección en el que la lección final es “¿a que no la has podido alcanzar?”, y una risa posterior de “no pasa nada”.

Sentí que la flauta de Krishna era la voz que nos guía hacia el yo soy; era la llamada. 

Sentí también en la sonrisa de Krishna, Él veía que todo el abanico de experiencias buenas y malas, incluso el intento de la iluminación, era un juego de niños. No se puede llegar a la trascendencia mientras se busque un porqué; el porqué nos mete en el samsara, en el karma, el dharma… Hasta que no alcanzas esa sonrisa de que a lo mejor no hay ninguna puta razón y es todo un chiste… La pregunta “por qué…” me liga a una respuesta, y a su vez a otra pregunta: eso es eterno, no puede trascender, está ligado a la ley de consecuencias. La única manera de trascender es entender que a veces no hay un porqué, las explicaciones no ayudan, dificultan a trascender. Al más alto nivel puede que el universo no tenga ninguna razón para ser. La única manera de trascender era soltar la razón. Sentí que mi corazón y mi cerebro eran uno; si los separaba no iba a trascender. Al separarlos, busco un porqué.“

Esto lo escribí al día siguiente de la ceremonia, y he intentado que el texto no cambiara mucho aun habiendo quitado otras cuestiones y revelaciones. En esta experiencia vemos dos perspectivas claras, la de lo divino y la de lo humano. 

En mi propósito estaba el buscar algún tipo de relación entre varias líneas espirituales e integrar dos figuras, la de Shiva y Krishna. Para mi sorpresa descubrí que existía un culto a ambas en una sola deidad llamada HariHara, y un mito la mar de divertido que comparto como colofón final:

“Una demonia llamada Mahishi realizó una severa penitencia hacia el Señor Brahma para vengarse de los Devas que fueron responsables de la muerte de su hermano.

Lord Brahma se le apareció y le dijo que pidiera cualquier bendición excepto la inmortalidad. Mahishi solicitó el poder de que nadie pudiera matarla, excepto un hijo que nacido de la unión del Señor Shiva y el Señor Vishnu. Brahma le ofreció la bendición. Y luego Mahishi comenzó a molestar a los Devas como venganza.

Brahma, obligado por su palabra, concedió la bendición pero estaba desconcertado. Corrió a Vishnu y le contó su situación. Vishnu sonrió y le pidió que esperara el momento adecuado. 

Mientras tanto otro asura (demonio) llamado Bhasmaasura, estaba haciendo penitencia rezando al Señor Shiva. Cuando el Señor se le apareció, le pidió una bendición para que todo el que tocara se convirtiera en cenizas. El Señor le concedió la bendición y Bhasmaasura simplemente quiso probarlo en el mismo Señor Shiva. 

Lord Vishnu (Krishna) tomó la forma de Mohini (una mujer hermosa) y Bhasmaasura, al ver su belleza, quiso casarse con ella. Mohini accedió con la condición de que se tocara la cabeza y jurara que no pensaría en ninguna otra mujer. Bhasmaasura inocentemente tocó su propia cabeza y se convirtió en cenizas. Lord Shiva se sintió atraído por la belleza de Mohini, y ocurrió la unión de Lord Shiva y Mohini (Lord Vishnu), de la cual les nació un hijo varón… Hijo que mató a la primera demonia Mahishi“

Post escrito por: Thiferet Ana- http://yogayconsciencia.blogspot.com/