
Debemos aprender a ser silenciosos. Encontrar el silencio es muy fácil. No hace falta aislarse en una montaña o en un desierto. No hace falta tampoco huir del ruido, ni enfadarse por un ruido desagradable. Basta con hacer el silencio en uno mismo, para inmediatamente encontrar el silencio. El silencio es un compañero eterno.
Acabamos de decir que es preciso aprender a vivir en silencio y ya la posibilidad de una falsa interpretación se erige. Vivir en silencio no quiere decir que tengamos que obligarnos a guardar silencio, que tengamos que imponernos el silencio. Si lo hiciéramos tomaríamos las palabras por realidades, imponiéndonos una severa disciplina que haría de nuestro silencio una forma de crispación y de censura superficial.
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SILENCIO INTERIOR — Iniciación al Advaita Vedanta No Dual